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Regresó Messi, el mejor del mundo y el más querido

Los amantes del fútbol mundial volvieron a disfrutar de la destreza inigualable de Lionel Messi luego de sus dos meses de parate por un desgarro. La goleada del Barcelona en el partido de su regreso marcó un nuevo hito en la carrera del rosarino, que mereció toda clase de elogios especialmente por parte del público español.

Para comprender lo que siente la afición ibérica por el argentino sirve adentrarse en u texto del diario El Mundo de España, firmado por Francisco Cabezas, que reproducimos a continuación:

En la era Messi, casi todo lo que acontece en el fútbol sin 'La Pulga' de por medio parece mero entretiempo. Como si la explicación a todo éxito o fracaso pasara siempre por la figura de ese rey que tuvo que exiliarse a Rosario para cicatrizar tantas heridas en los músculos como en el alma. Pese a las dudas, no hubo vórtice polar que congelara en esos 59 días de vacío al Barcelona del Tata, un equipo que auguraba cataclismo tras las derrotas en Ámsterdam y Bilbao, pero que encontró en las dificultades nuevos motivos para crecer. Volvió Messi al pasto para jugar la última media hora frente al Getafe y demostrar, no sólo que ya ha perdido el miedo a correr, sino que su instinto asesino sigue intacto. Incluso se permitió el lujo de regresar como sólo pueden hacerlo los elegidos. Con dos tantos ya en el ocaso, uno tirando de ingenio, otro de potencia en carrera, para sentenciar el pase hacia cuartos de final de la Copa del Rey. El genio está de vuelta.

Para que el Barcelona volviera a reconocerse en el espejo hacía falta que varios jugadores tomaran una serie de responsabilidades que, hasta la fecha, habían rechazado. Sobre todo Cesc, que ha encontrado en la propuesta vivaracha de Martino el hábitat idóneo para explotar una serie de cualidades que, hasta la fecha, sólo había mostrado en cuentagotas. Virtudes que en su día llevaron a Tito Vilanova, presente este miércoles una vez más en uno de los palcos privados del Camp Nou, a insistir a Pep Guardiola en su contratación.

Sin embargo, tal es la acumulación de talento en el equipo que la presencia de Fàbregas en el once que se enfrentará el sábado al Atlético no está ni mucho menos asegurada. Con Busquets, Xavi y un revitalizado Iniesta como faros en la medular, la titularidad de Cesc como falso nueve quizá quede condicionada a esa charla en la que Messi tendrá que acordar con Martino si parte o no de inicio en el Calderón.

Habrá que ver también si Pedro y Alexis, otra vez titulares, logran arrebatarle a Neymar otra de las plazas del tridente de ataque. El brasileño, que en el último partido de Liga frente al Elche ya fue suplente y sólo jugó los últimos diez minutos, ni siquiera se vistió contra el Getafe por culpa de una gastroenteritis.

Mientras, Fàbregas sigue a lo suyo. Aunque no le tocó asistir -es, con 13, el futbolista europeo con más pases de gol-, sino dibujar esa L con la que homenajea a su hija Lia cada vez que marca un gol. En esa ofensiva con la que los azulgrana intentaron zanjar el partido en el amanecer, el centrocampista de Arenys cabeceó a gol un centro desde la izquierda de Pedro. Y eso que el testarazo no era sencillo. Para batir a Codina, Cesc picó el balón contra el suelo para que el balón de la Copa, mucho más vivo que el de la competición liguera, adquiriera la velocidad necesaria.

Le había costado al Getafe tomarle el pulso al partido. De hecho, hasta el minuto 19 no cometió su primera falta. Pero los de Luis García, que amagaron con venirse abajo cada vez que el Barcelona desplegaba las alas, lograron rearmarse en defensa hasta lograr lo que parecía imposible. Que la velocidad azulgrana no se tradujera en ocasiones de gol, sino en precipitación y falta de equilibrio.

Incluso el Getafe sumó claras ocasiones que hubieran comprometido la eliminatoria cuando el resultado era todavía de 1-0. José Manuel Pinto, otra vez con el traje de la Copa tras el regreso a la actividad de Valdés, supo corregir toda disfunción. La primera, la más preocupante, la sempiterna debilidad azulgrana en las jugadas de estrategia del rival. Una falta botada por Gavilán fue rematada por Juan Rodríguez sin que Adriano pudiera hacer nada por remediarlo. La segunda opción de los hombres de Luis García nació en una contra, ya en el segundo acto, bien interpretada por Sarabia. Pinto tampoco desmereció esta vez. Y cuando el partido ya parecía sentenciado, Diego Castro quiso buscar la escuadra.

Le vinieron bien los sustos al Barcelona para volver a espabilar. Y Pedro, que esta vez mejoró a Alexis, acabó siendo arrastrado por Valera en el interior del área. Momento para que Cesc engalanara su encuentro con el penalti que le proporcionaría su undécimo gol del curso. El tanto precedió el ingreso de Leo Messi, al que le bastó menos de media hora para montar un guateque. Como los de antes.

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