Automoción

El Routemaster que dejó de ser rojo para andar por Corrientes

El bus de origen inglés que recorre la Costanera para llevar público a la Feria Popular del Libro luce los colores oficiales de la gestión capitalina encabezada por Fabián Ríos. Hubiera bastado un buen cartel con leds en la zona frontal para no quitarle encanto a la rareza de un colectivo con 70 años de historia que, para circular por Corrientes, tuvo que dejar su tradicional rojo Leyland

Entre los buses que el municipio capitalino puso a disposición del público en la Feria Popular del Libro sobresale por sus llamativas líneas una unidad histórica. Se trata del clásico micro londinense de dos pisos que ya ha sido visto en distintas muestras del país y la región pero con una diferencia cromática notoria: su tradicional rojo intenso fue “interrumpido” por un plotter blanco en el que se divisan los nuevos logos de la administración Fabián Ríos.
Así, el “Gobierno del Pueblo de la Ciudad de Corrientes”, tal como reza el escudo de la gestión municipal en ejercicio, sumó impacto publicitario con tono británico a un acontecimiento cultural que promete no solamente números artísticos gratuitos y libros rebajados al 50 por ciento, sino también una vueltita por Corrientes al estilo Commonwealth.
En el blog de internet “Cuentos Paupérrimos” abordan la presencia del vehículo extranjero como un detalle que desentona con el cariz nacionalista y popular de la feria organizada por la administración peronista de la capital correntina. Se trata de una crítica válida que, sin embargo, no amilana el afán de la gente por apearse al raro colectivo para viajar desde el puerto al Club Boca Unidos sin cargo.
Desde esta sección de LA VOZ DE CORRIENTES, llamada Automoción, añadimos que la presencia de vehículos clásicos o históricos en eventos culturales casi siempre congenia con el espíritu de divulgación cultural de una feria de libros, a menos que se tergiversen algunos detalles como la apariencia misma de los automóviles que con el correr de los años adquieren el valor de reliquias que deben ser preservadas en el estado más original posible.
De allí que las gigantescas calcomanías que literalmente “forran” al micro de doble piso resulten un recurso interesante como expresión publicitaria pero peligroso para la integridad del vehículo que ya es un clásico mundial y por ende merecería un trato menos exigente desde todo punto de vista.
El micro contratado por el municipio pertenece a una empresa que alquila ese tipo de unidades para promociones. Sus propietarios están por supuesto en todo derecho de darles el fin que consideren necesario para sacarle réditos, pero hubiera bastado con un buen cartel frontal con leds que dijera “A la Feria Popular del Libro, te invita la Municipalidad”. O algo por el estilo.
Retirar el plotter después del evento posiblemente ponga en riesgo la pintura roja de abajo y el sometimiento a un nuevo repintado de carrocería. Quizás los números cierren, pero la unidad londinense no es eterna. Por el contrario, es una especie mecánica en vías de extinción.
Claro que es preferible verlo circular con calcomanías de cualquier color político antes que arrumbado en un desarmadero, pero –al menos desde la óptica del conservacionismo histórico- no deja de ser un descuido innecesario el ploteado en un bus que carga sobre sus espaldas casi 70 años de vida.
Se trata de un doble piso histórico de las líneas urbanas de la capital británica marca Leyland modelo Routemaster, presentado como prototipo a fines de la década del 40 pero oficialmente ingresado a las flotas urbanas de colectivos de Londres en 1954.
Los Routemaster estuvieron en servicio pleno por las calles y rutas adyacentes de Londres hasta 1970, cuando las empresas de transporte comenzaron a reemplazarlos por unidades más modernas.
Pero las tradiciones siempre pueden más: otras empresas, incluso hoteles y agencias de turismo, siguieron utilizando estos colectivos en Inglaterra hasta 2005, cuando una ordenanza los declaró formalmente vetustos y no por motivos ambientales sino por una medida comercial. Se habían generalizado las máquinas expendedoras de boletos y oficialmente quedaba prohibido llevar más de un tripulante en los micros urbanos.
Se eliminó de esa forma el Routemaster de la actividad comercial vinculada al transporte ya que fue suprimido el puesto trasero de la única puerta de este modelo británico: el asiento del cobrador, situado frente al acceso de pasajeros, que era siempre por la zona posterior.
En 2007 el periodista especializado en automóviles Pepe Forte, publicó en su blog español un dato alarmante: sólo 16 coches Routemaster estaban activos en Londres en circuitos históricos llamados Heritage Lines o Rutas de la Herencia. El resto pasó a desguace o a las reventas de usados en Inglaterra y diversas partes del mundo, incluso en la Argentina, donde un par de estos impactantes buses de doble piso se vendieron con fines promocionales como el que se puede ver –y degustar- en la Feria Popular del Libro de Corrientes.

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