Política

Corrientes vota: Valdés busca galvanizar su liderazgo y Ricardo se pertrecha

La alianza oficialista Encuentro por Corrientes (ECO) se encamina a un seguro triunfo en las elecciones de este domingo 2 de junio, un duelo de mitad de mandato que le permitirá al gobernador Gustavo Valdés revalidar su liderazgo en un contexto favorable marcado por la dispersión opositora.



ECO aparece como favorita en medio de una diáspora peronista que generó varias alternativas opositoras, ninguna de ellas con chances de acercarse a la performance  que según los últimos pronósticos exhibe el oficialismo, en condiciones de alzarse –cuando menos- con una cosecha cercana al 45 por ciento de los votos.
El gobernador será el gran ganador de los comicios, aunque las listas de ECO no llevan su ADN sino, por el contrario, constituyen el resultado de la estrategia tejida tras bambalinas por el ex mandatario y actual senador radical Ricardo Colombi, presidente del radicalismo y patriarca indiscutido de la formación gubernamental.
Colombi puso sus alfiles en las listas de senadores y diputados, entre ellos al ex ministro de Economía durante los 12 años que estuvo en el poder, José Enrique Vaz Torres, quien representa las claras ambiciones de regreso al sillón de Ferré que mueven al líder mercedeño desde que debió dejar el timón provincial en manos de Valdés, el 10 de diciembre de 2017.
Sin embaego, en el seno de la alianza gobernante no se generó hasta el momento una fractura expuesta y ECO llega a las elecciones como una fuerza sólidamente unida en torno de un objetivo perseguido por todos sus miembros: vencer con una diferencia lo más amplia posible y reducir aún más la acotada presencia justicialista en el distrito.
Valdés funciona con autonomía y gana cuerpo en las redes sociales, en contacto con las nuevas generaciones de votantes. Se muestra como un ejecutor de decisiones sin influencia colombista, al punto que hace menos de un año literalmente echó de su puesto al otrora “superministro” Vaz Torres. Esto le valió la simpatía de sectores independientes y mosaicos políticos históricamente enfrentados a su antecesor en el mando.
Ricardo, por su parte, actúa con perfil bajo, apoyado en una sólida estructura de poder con cimientos en la justicia y ramificaciones en los liderazgos territoriales. Desde su bunker de la calle Buenos Aires, funge como armador de un silencioso ejército de leales a su plan de volver al poder no en seis años sino en dos, para lo cual deberá enfrentar al actual morador de la Casa Rosada correntina en lo que podría constituir una nueva disputa entre jerarcas de un mismo espacio partidario.
Corrientes conoce estos entuertos. En el pasado los hermanos Romero Feris rompieron lanzas al no poder llegar a un acuerdo que les permitiera la alternancia. Lo mismo hicieron los Colombi, cuando Ricardo doblegó y borró del mapa a su primo Arturo con una estrategia político-judicial que dejó al más débil del clan empantanado para siempre en una maraña de causas por corrupción.
Esta nueva hipótesis de ruptura entre los dos hombres más poderosos de la provincia se recorta en el horizonte con más sutilezas, sin la agresividad de otros tiempos porque algo han aprendido: a ninguno de los dos les conviene ahuyentar votantes con una pelea a sangre y fuego como las que años atrás sometieron a la sociedad correntina al estancamiento de una provincia con cuantiosos recursos naturales pero sin planificación para el desarrollo.
Edulcorado y sin chisporroteos públicos, el escenario de conflicto interno se perfila como una alternativa no sólo posible sino lógica en función de las aspiraciones contrapuestas de ambos líderes, quienes han sabido guardar las formas hasta la instancia electoral que se cumplirá este domingo, en la que quizás sea la úiltima victoria compartida por los dos.
En las huestes opositoras todo es distinto. Más sinceros pero al mismo tiempo menos inteligentes, los distintos cuadros del justicialismo se dividieron en cinco alianzas asociadas a sectores de linaje de lo más heterogéneo, con presencias de radicales disidentes como Nito Artaza y hasta de autonomistas sin sello como es el caso del ex diputado Raúl Alfonso.
Apocado después de la derrota que sufrió a manos de Eduardo Tassano en la capital, el ex intendente Fabián Ríos llega como cabeza de lista de concejales por el Frente Para la Victoria, posiblemente la única propuesta con un liderazgo nítido y un mensaje al menos definido: volver a “como estábamos antes”.
Lejos del calendario electoral nacional, sin el contrapeso de un macrismo devaluado por los yerros económicos del poder central, la alianza oficialista ECO se encamina hacia una victoria llena de incógnitas. Nadie sabe a ciencia cierta qué sucederá con esta coalición cuando baje la espuma de los festejos.

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